En esta entrada podéis leer una selección de cuentos realizados por los alumnos de 6º con motivo de la celebración del magosto y del Samaín/Halloween.
Espero que sean de vuestro agrado.
EL
FANTASMA MISTERIOSO por Cristina López Bouza
Hace muchos, muchos años,
unos niños de 6º del colegio Valle-Inclán 1, celebraron el día de
Halloween. Decoraron el colegio como si fuera una casa encantada.
Ese mismo día por la noche, todos venían disfrazados. Entraron en el colegio, todo estaba oscuro. Cuando estaban preparándose para subir las escaleras que daban a primaria, la primera de la fila, Cristina, dio un grito enorme. Todos se echaron hacia atrás. Su compañera le preguntó qué había pasado. Ella le dijo que se había encontrado con un vampiro, un fantasma y una momia y que de repente habían desaparecido. Todos cogieron sus linternas y empezaron a mirar por todas partes. Cuando abrieron la puerta de 6º, allí estaban. Los niños se echaron a correr mientras que ellos se reían “de muerte”. Después se dieron cuenta de que eran David, Yáñez y Mayka disfrazados. Todos se empezaron a reír.
Ya era muy tarde, era la una de la mañana, estaban muy cansados de jugar, bailar y cantar. De repente se oyeron muchos gritos. Eran Ainoa, Estela, Carla, Judit y Cristina, que habían ido al baño. Se habían encontrado con un fantasma, pero esta vez, el fantasma era de verdad. Los profesores fueron hasta allí y el fantasma huyó corriendo por los aires. Todos se echaron a correr detrás de él. Llegó hasta el patio, que también estaba muy oscuro. El fantasma se cayó, los niños de 6º lo encerraron en una caja y se olvidaron de él. Más tarde, sacaron la procesión de Halloween por el patio, con globos de calabazas, fantasmas, vampiros y dos zancudos, que eran: David y Mayka. Pusieron música muy alta y, todos, hasta los zancudos se pusieron a bailar. Los niños se subieron a los zancos y, aunque algunos cayeron, se lo pasaron genial. Cuando los padres vinieron a buscar a sus hijos, les contaron la historia de lo que había sucedido. Todos acabaron riéndose.
A los pocos días, Mayka les iba a enseñar a los niños como se llamaban los huesos del cuerpo humano. No encontraba al esqueleto, Don Gregorio, por ninguna parte. Se puso a buscar por todas las cajas. Y en la que los niños habían dejado el fantasma...
¡ Allí estaba el esqueleto de Don Gregorio!
Mayka les contó a los niños que Don Gregorio, en las noches de Halloween se convertía en fantasma para divertirse y asustarlos.
El castillo encantado por Judit PenedoEse mismo día por la noche, todos venían disfrazados. Entraron en el colegio, todo estaba oscuro. Cuando estaban preparándose para subir las escaleras que daban a primaria, la primera de la fila, Cristina, dio un grito enorme. Todos se echaron hacia atrás. Su compañera le preguntó qué había pasado. Ella le dijo que se había encontrado con un vampiro, un fantasma y una momia y que de repente habían desaparecido. Todos cogieron sus linternas y empezaron a mirar por todas partes. Cuando abrieron la puerta de 6º, allí estaban. Los niños se echaron a correr mientras que ellos se reían “de muerte”. Después se dieron cuenta de que eran David, Yáñez y Mayka disfrazados. Todos se empezaron a reír.
Ya era muy tarde, era la una de la mañana, estaban muy cansados de jugar, bailar y cantar. De repente se oyeron muchos gritos. Eran Ainoa, Estela, Carla, Judit y Cristina, que habían ido al baño. Se habían encontrado con un fantasma, pero esta vez, el fantasma era de verdad. Los profesores fueron hasta allí y el fantasma huyó corriendo por los aires. Todos se echaron a correr detrás de él. Llegó hasta el patio, que también estaba muy oscuro. El fantasma se cayó, los niños de 6º lo encerraron en una caja y se olvidaron de él. Más tarde, sacaron la procesión de Halloween por el patio, con globos de calabazas, fantasmas, vampiros y dos zancudos, que eran: David y Mayka. Pusieron música muy alta y, todos, hasta los zancudos se pusieron a bailar. Los niños se subieron a los zancos y, aunque algunos cayeron, se lo pasaron genial. Cuando los padres vinieron a buscar a sus hijos, les contaron la historia de lo que había sucedido. Todos acabaron riéndose.
A los pocos días, Mayka les iba a enseñar a los niños como se llamaban los huesos del cuerpo humano. No encontraba al esqueleto, Don Gregorio, por ninguna parte. Se puso a buscar por todas las cajas. Y en la que los niños habían dejado el fantasma...
¡ Allí estaba el esqueleto de Don Gregorio!
Mayka les contó a los niños que Don Gregorio, en las noches de Halloween se convertía en fantasma para divertirse y asustarlos.
Había una vez un castillo
llamado:”Castillo de la Palma”. Ese castillo era: grande, espacioso, con muchas
ventanas donde se apoyaban cañones… Lo interesante de ese castillo es que
escondía un tesoro y mucha gente iba a buscarlo, pero nadie lo encontraba.
Un
día, unos niños atrevidos, decidieron explorarlo; pero lo que no sabían es que
el castillo estaba encantado. Los niños se llamaban: Julián, Tim, Diper, Mabel
y Ana.
Decidieron ir al castillo una noche fría, con mucho viento y temiendo
que les pudieran asustar, aunque a ellos cuanto más miedo les diera, más les
gustaba. Eligieron ir un viernes de noche, un viernes de Halloween. Llegó la
noche esperada, sus padres no tenían que
enterarse. Quedaron en “EL MUELLE”, donde alquilaron una lancha de
dos alturas. Esa lancha era “La lancha de Mugardos”.
Fueron al castillo con cosas imprescindibles. La noche era de Luna llena, con alguna oscuridad y con mucho miedo. Entraron en el castillo sin ninguna dificultad. El piso bajo era muy bonito ya que estaba todo hecho de piedra, pero el espacio que tenía era muy grande, donde cabrían muchas cosas. Fueron explorando y llegaron al primer piso, pero cuando subieron... ¡desapareció Mabel! Los niños se pusieron a buscarla, pero ni rastro de Mabel. Debían seguir explorando y buscando el tesoro; entonces, Ana, encontró algo brillante en una esquina; no avisó a nadie para que fueran a verlo. Lo recogió del suelo cuando... ¡Ana desapareció! En ese mismo momento todos creían que el castillo estaba encantado y escaparon corriendo hacia la salida, pero la puerta se cerró. Se pusieron muy nerviosos. Julián miró para todos los lados y en el techo encontró una palanca. Avisó a los demás; y en una puertecita pequeña, Diper, encontró una escalera muy grande. Tim subió por ella; cuando iba a tirar de la palanca escuchó unas voces. ¡Había encontrado a Mabel y Ana! Tim rápidamente tiró de la palanca y Mabel y Ana salieron apresuradas y en ese mismo momento se abrió la puerta.
Todos echaron a correr, pero se habían olvidado del tesoro. Mabel preguntó si alguno encontrara el tesoro y Ana dijo que lo tenía ella. Les explicó a los demás que encontró una bolita brillante y que dentro tenía un diamante. Regresaron a la lancha y volvieron a sus casas tranquilos y felices.
Fueron al castillo con cosas imprescindibles. La noche era de Luna llena, con alguna oscuridad y con mucho miedo. Entraron en el castillo sin ninguna dificultad. El piso bajo era muy bonito ya que estaba todo hecho de piedra, pero el espacio que tenía era muy grande, donde cabrían muchas cosas. Fueron explorando y llegaron al primer piso, pero cuando subieron... ¡desapareció Mabel! Los niños se pusieron a buscarla, pero ni rastro de Mabel. Debían seguir explorando y buscando el tesoro; entonces, Ana, encontró algo brillante en una esquina; no avisó a nadie para que fueran a verlo. Lo recogió del suelo cuando... ¡Ana desapareció! En ese mismo momento todos creían que el castillo estaba encantado y escaparon corriendo hacia la salida, pero la puerta se cerró. Se pusieron muy nerviosos. Julián miró para todos los lados y en el techo encontró una palanca. Avisó a los demás; y en una puertecita pequeña, Diper, encontró una escalera muy grande. Tim subió por ella; cuando iba a tirar de la palanca escuchó unas voces. ¡Había encontrado a Mabel y Ana! Tim rápidamente tiró de la palanca y Mabel y Ana salieron apresuradas y en ese mismo momento se abrió la puerta.
Todos echaron a correr, pero se habían olvidado del tesoro. Mabel preguntó si alguno encontrara el tesoro y Ana dijo que lo tenía ella. Les explicó a los demás que encontró una bolita brillante y que dentro tenía un diamante. Regresaron a la lancha y volvieron a sus casas tranquilos y felices.
La Aventura por Quique Freire
Había una vez unos amigos que
vivían cerca de un bosque. La gente decía que en Halloween se oían muchos
ruidos raros en el bosque. Estos amigos que se llamaban Manuel, Anxo, Adrián y
Quique, decidieron averiguar que eran aquellos ruidos.
La noche de Halloween cogieron
unas linternas y se metieron en el bosque.
Adrián.- Mejor será que no hagamos
ruido.
Anxo.- Sí, Adrián tiene razón.
Y siguieron andando y de repente
dijo Quique,- ¿Dónde está Adrián?
Anxo.- Se lo habrá llevado el
monstruo.
Manuel.- ¡Qué va, los monstruos
no existen!
Quique.- Sí, se supone que no,
pero entonces, ¿dónde está Adrián?
Al poco rato encontraron una casa
y Anxo dijo:
Anxo.- ¡Eh, mirad! ¡Una casa!,
vamos a ver quién vive ahí.
Llamaron a la puerta y les abrió
un señor mayor.
-¿Qué queréis?- preguntó el señor.
-¿Qué queréis?- preguntó el señor.
Anxo.- Veníamos a investigar por
aquí, porque en Halloween se escuchan ruidos raros.
Señor.- Es que a mí me encanta
Halloween y pongo altavoces en la copa de los árboles con ruidos raros para
asustar a la gente.
Entonces Manuel comentó:
Manuel.- Creo que es hora de ir a
buscar a Adrián y volver a casa.
Por el camino de vuelta
encontraron a Adrián aterrorizado, se había escondido. Le contaron que no tenía
que tener miedo, que no había ningún monstruo y se fueron a sus casas.
EL MISTERIO DE
HALLOWEEN por Noelia Bouzón Díaz
En la noche de Halloween, todos los años en
Ferrol, se celebra un baile donde la gente pueda lucir sus originales disfraces
y calabazas.
Un pequeño grupillo de niños del Colegio Valle
Inclán 1 llamados: Noelia, disfrazada de vampiresa; Sergio, disfrazado de fantasma; Cristina, de
bruja; Pablo, de FrankieStein; Adrián, de zombie; Judit, de dama de las tinieblas
y Alex, de detective o como le gustaba que le llamaran, Mr. Jordi; quedaron el
viernes por la noche para ir a esa fiesta.
Cuando
iban a ser las 00:00h de la noche, había muy poquita gente y entonces fue
cuando Cristina dijo: - ¿Qué es ese ruido? Todos se dieron cuenta de que esos
fuertes ruidos venían de una casa misteriosa que se había cerrado hace décadas
y en la que el que entraba nunca salía.
Los niños habían encontrado muchísimas huellas.
Alex (Mr. Jordi) las iba siguiendo con su lupa, conducían a un caminito que
daba a esa casa y entonces fue cuando Adrián dijo: -Ya que estamos aquí
deberíamos seguir, ¿no?
-Vale, pero tenemos que darnos prisa, se acerca una tormenta y no quiero que nuestros padres se preocupen por nosotros. - dijo Noelia con algo de miedo.
-Vale, pero tenemos que darnos prisa, se acerca una tormenta y no quiero que nuestros padres se preocupen por nosotros. - dijo Noelia con algo de miedo.
Abrieron la puerta y asustaba más de lo que
ellos creían. Telarañas, murciélagos, candelabros por aquí y por allá... En
fin, aquella casa estaba muy abandonada. Los niños con valentía, siguieron con
paso firme y ligero y subieron las escaleras que daban a la segunda planta. A
Judit se le ocurrió que se dividieran en 2 grupos para inspeccionar toda la
planta.
Noelia, Pablo, Judit y Alex miraron por el
comedor, un par de habitaciones y cajas antiguas. Cristina, Sergio y Adrián
miraron por el resto de la casa y encontraron en una habitación a un señor que
estaba viendo álbumes bastante viejos. Los niños se dieron cuenta de que ese
hombre se había encerrado en sí mismo.
El
señor se dio la vuelta y, aunque ellos se intentaron esconder, los vio y les
dijo que podían pasar. Los niños, todos juntos, pasaron y se presentaron
pidiéndole disculpas por haber entrado sin permiso. El señor las aceptó y se
presentó como el señor Jesús. Les contó que su hija estaba a las afueras del
país y su mujer había fallecido hacía poco.
Al oír
la conmovedora historia, le dijeron que podía contar con ellos para lo que
fuera. Desde entonces, Noelia, Judit, Pablo, Adrián, Sergio, Alex y Cristina
pasan a visitar todas las noches de Halloween al señor Jesús.
La fiesta de disfraces por Ainoa García Vidal
Siempre jugaban juntas a todo: a
las profes, al pilla pilla, al escondite y a muchas cosas más.
Un día Daniela dijo:
-Antía, Sara, ¿por qué no
nos disfrazamos para la fiesta de Halloween del cole?
-Sí- dijo Sara. -Sí- dijo Antía.
-¿De qué nos vamos a
disfrazar?- preguntó Sara.
-Podemos disfrazarnos de...¡calabazas!- opinó Antía.
Así, las tres amigas se pusieron
a decorar sus disfraces de
calabazas.
Daniela le puso un vestido rosa a su
calabaza, Antía una varita mágica malva y Sara un gorro de
bruja azul.
Dos días antes de la fiesta...
Las tres amigas estaban
contentísimas pero... había un problema, el vestido de Daniela había
desaparecido.¡Oh,oh!
Antía y Sara se pasaron todo el día buscando el vestido pero no
aparecía. Hasta que a Daniela se le ocurrió buscar en su armario y... allí lo
encontró. ¡Jaja! Era el único sitio donde aún no habían mirado.
El día de la fiesta del cole
iban las tres muy guapas con sus
disfraces de calabazas y se lo pasaron muy bien bailando y jugando.
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