miércoles, 20 de noviembre de 2013

Día de la infancia







Con motivo de esta fecha, la organización internacional Unicef ofreció, con la colaboración del Concello de Ferrol, una representación teatral titulada "Endereitados".

A esta cita, que tuvo lugar en el Teatro Jofre, asistimos los alumnos del tercer ciclo de primaria. Además de pasar un rato entretenido, nos ha servido para conocer y tomar conciencia de los derechos de los niños. 

Al regresar al colegio mantuvimos una charla sobre el tema que nos ayudó a sensibilizarnos de los problemas que existen en el mundo.

La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño de 1989 es un tratado de derechos humanos que casi todos los países del mundo se han comprometido a defender. Desde su puesta en vigor, millones de niños y niñas han visto como han cambiado sus vidas: han podido acceder a servicios sanitarios, educativos, de protección, de participación ciudadana.

Un día sin derechos

Muchos niños, niñas y adolescentes del mundo están esperando a que se cumplan sus derechos. Quizás muchos de ellos están más cerca de lo que te imaginas. ¿Cuáles crees que son los derechos que menos se cumplen a tu alrededor?. (Foto: © UNICEF/NYHQ2008-1308/Asselin)
¿Cómo sería un día sin los derechos de la infancia? Un día sin derechos podría ser así: no desayunarías, no irías a clase, no tendrías cita con el dentista, te pasarías el día en la calle y tus padres no te obligarían a irte a dormir a tu hora. ¿Un día fantástico? Bueno… pero la pregunta tiene trampa: la clave es que los derechos de la infancia no para una única persona, sino para todos los menores de edad. Así que la situación se parecería más a esta:
-Nadie desayunaría (ni comería, ni cenaría).
-Nadie iría a clase ni recibiría ningún tipo de educación.
-Nadie podría ir al médico, aunque estuviera muy grave.
-Nadie tendría un hogar y todos los niños, niñas y adolescentes tendrían que buscarse la vida en la calle.
-Los adultos no se preocuparían de lo que es mejor para los niños y adolescentes, ni se esforzarían porque hicieran lo que más les conviene. Tampoco escucharían sus opiniones.
¿A que esta situación no es tan fantástica? Además, cuando los derechos no se cumplen, no suele ser sólo durante un día. Los niños y niñas que ven cómo sus derechos se vulneran no tienen la esperanza de pensar que al día siguiente todo será distinto. En demasiados casos, los niños llegan a adultos sin haber disfrutado de sus derechos. A veces, incluso pierden la oportunidad de llegar a la vida adulta, porque las violaciones sistemáticas de derechos como la nutrición, la salud, la educación o la protección hacen más vulnerables a niños y niñas a peligros que pueden costales la vida.



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